viernes, 25 de junio de 2010

Velador de Bulo.

"Voltéate, si lo que quiero es ver la luz".

Y se mató. Es que su vida no había dejado de ser un espejismo que concurría donde la irrealidad era el pilar de su existencia, el motor que la impulsaba a tomar la forma con la cual representar su paso por este espectro, un corto radio compartido con tantos pocos y todos ninguno.
Una pantalla traslúcida alzaba su figura tormenta tras tormenta. Esa lluvia eléctrica que brotaba y turnaba el amor cada noche. Ansias ajenas la encendían a un rojo 60W, y para cuando la lujuria ya parecía quemarla, pasada la media hora se apagaba, quedando en foco sólo un calor sudoroso presurizando el vidrio del ambiente.
No me había resultado pesado hasta entonces el cargar con ella. Dió a mi pié de madera la flexibilidad y resistencia de un resorte.
Estuvo tan astuta al otorgarme en su última frase este don homicida, dejándose un lamparón en el suelo como prueba.

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