viernes, 16 de julio de 2010

Peperina

"Este es para mí el más bello y más triste paisaje del mundo"
(XXVII - El Principito)
Una noche en principio te olvido.
Como la visión de una mujer muerta que se asoma desde otro mundo.
No conserva las tradiciones que le indican sus comportamientos aceptados,
y en ocasiones ignora hasta lo que le disgustaría hacer.
Ahora entiendo mejor a Schopenhauer.
Nadie es conocedor de la esencia de la personalidad de otro hombre si no lo ama,
y no es mero mecanísmo de sublimación lo que enuncio.
Basta sentirse vivir y entonces nace el alma para compartir limonada sin miedo.
A veinte centímetros de mi boca dos pintas de cerveza embeben mis tubos digestivos.
Sé que podría ser esto considerado por Balzac una orgía. Bueno, por mí primero también,
y le seguiría un momento de irrealidad causado por el efecto de un vómito.
Claro, abro los ojos, bajo la mirada y ahí lo veo cuando me pregunto:
"y a esto también lo hice yo?".
Sí, además soy yo eso,
seré honesta conmigo.
Cuerpo hecho escritura,
como firma sobre el documento que divorcia con dolor a mi yo de mí,
dejando al descubierto la impresión del invento de una unidad
que se funda en no tenerla,
y que sin embargo se adhiere fuertemente a la idea que la posibilite.
Ya es otro día donde nuevamente el sol no me calienta
y luzco sepultada en la abstinencia de mi cama helada
y más pálida que nunca.
Mejor cerraré el cuaderno,
e intentaré abrir otro sueño.

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