martes, 27 de julio de 2010

Reina de Copas

Vigoroso Juan Carlos:

Aquí la tarde se cierra empolvada de noche y ebria simula ser un telón de terciopelo entreabierto donde el calor en su interior flotando ofrece un escenario que me acuesta antes de dar contra el suelo; como esa copa de vidrio que resbaló y espera hecha pedacitos ser recogida. Le recuerda?
Suaves las manos deseosas de acariciarle eso que le hierve, se hunden inquietas entre mis piernas y aprovechan para ponerme colorada hasta sofocarme contradiciendo al movimiento de mi pelvis espasmódica.
Y viajo lentamente a las cavidades de un paisaje medieval que al galope impone a mis sentidos una esbelta cabeza coronada. Desde lo alto de una torre mi cuello serpenteante acompaña el paseo imperial de su góndola que se desliza cargada de leche real y suculentas delicias, va introduciéndose por debajo de mi puente a través de los húmedos canales que ya desbordan con nuestros fluidos soberanos. Y fiel sirviente a su erguida presencia, transpiro y babeo complacida, poniéndole ahínco al remo en un torrente que baja y sube, y baja para volver a subirla con un doble impulso al tope de su resistencia y poder amarrársela toda fuertemente en el puerto donde mis labios la esperan golosos para saborearle su carne rosada desenvuelta y remolcarla entera entre unos senos frutados hasta mi boca voraz, traficante de lenguas que enloquecen de ansias por estrangulársela sin contemplaciones y de sentirla así acabar completamente estremecida dentro de mi garganta pasada en vicio, colmada ahora del alimento de un Rey de Basto que se regocija habiendo compartido el trono y la tradición de la herencia.

Paciente en picardia
siempre lo espero

Martha L. de Aquitania

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